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Foto del escritorMichelle Brossa

Textura en las huellas - Capítulo 3

Actualizado: 18 nov

Por Ana Belver


Dos meses después de la partida de su amigo, Hanna se mudó de casa y de ciudad. Eligió un lugar cercano al mar, no muy lejos de su ciudad natal; algo la anclaba a ese sitio, pues había pasado allí gran parte de su infancia y adolescencia. Era como si hubiera vuelto a casa.


Desde la habitación donde pintaba, podía ver las montañas de cerca, y se sentía feliz rodeada de naturaleza. Tenía la costumbre de ver caras en todas partes: en un tapiz, en el corcho de las paredes de su cuarto, en el mosaico del suelo, en las montañas y los árboles, en las piedras, las nubes, e incluso en la cera de las velas fundidas. Como esas pareidolias persistían en aparecer una y otra vez ante ella, comenzó a plasmarlas en sus pinturas y dibujos.


En el mundo de Hanna, las formas se fundían e imágenes cambiantes se transformaban sin cesar, como si todo fuera fluido y mutable. También habitaban en él seres élficos, dragones, elementales de la naturaleza, formas abstractas y trazos ambiguos, colores intensos como de una conciencia expandida. Todo esto lograba plasmarlo en papel o lienzo cuando escuchaba la música que la transportaba a esos mundos, como si se abriera un portal que la sumergía en parajes descritos por J.R.R. Tolkien y amplificados por su propia imaginación.


Para escapar de una realidad que le parecía cruda y difícil de entender, Hanna recurría a estos reinos y los expresaba en su arte. No encontraba fácilmente con quién compartirlos, así que se le ocurrió escribir lo que llevaba dentro, mezclando palabras con los colores de su paleta y con la magia de los sonidos que la inspiraban:


La Magia de la Música


Verde oscuro,

Azul y gris,

Piedra roja

En un tris.

Equilibrante aroma de flor de lis

Luces luminosas,

Gases amarillentos,

Piedras preciosas,

Total conocimiento.

¿A qué me estoy refiriendo?

Puede y quiere ser blanco y negro,

Pero ella transforma todo ello.

No me sale… aunque lo intento.

¿A qué me estoy refiriendo?

Pues sin ella no hay más que pesar,

e incluso me cuesta caminar.

¡Lo tengo!

Es la magia de la música,

Flota en el éter.

Quien la reconoce,

La percibe completamente.

Siempre bella e inspiradora,

Para todos está,

Aunque muchos la ignoran.

No deja de expandirse en el ambiente,

Ayudando a abrir la mente.




En ese pueblo costero, entre el mar y la montaña, Hanna encontró la conexión que necesitaba para desarrollar su potencial creativo. Se aventuró a vivir del arte, a pesar de la inestabilidad del mercado. Había exposiciones, concursos, clientes y encargos que llegaban y se iban… era tan excitante como complejo. Tenía que moverse mucho para cubrir todas las demandas y abrir nuevos caminos, y aunque a veces no tenía trabajo, se sentía feliz. Abarcó con su arte varios pueblos de los alrededores, e incluso llevó sus creaciones a su ciudad natal, desde donde partirían hacia otras ciudades de España y Europa.


Aunque para asegurarse un ingreso estable en los periodos sin encargos, Hanna resolvió trabajar en el puerto recreativo cercano a su casa. Sin embargo trabajar bajo el sol en verano y el frío en invierno era duro, había sido su elección, y por ello, era perfecta.



Continuará…

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