Por Ana Belver.
¿Qué es?
El poder personal se refiere a la capacidad interna de una persona para tomar decisiones alineadas con sus valores, creencias y metas, manteniéndose firme ante influencias externas. El impacto del entorno hoy por hoy es muy ruidoso y distorsiona nuestra propia percepción de quien somos y qué es lo que realmente buscamos. Elegir conscientemente un entorno que nos inspire y rodearnos de personas que nos eleven es clave para mantenernos enfocados en nuestros objetivos y fortalecer nuestro poder personal.
Comenzar con una mirada honesta hacia uno mismo. Entender quiénes somos, nuestras fortalezas, debilidades y motivaciones es el cimiento de cualquier esfuerzo por ejercer control sobre nuestra vida. Es la habilidad de actuar de manera auténtica, con impecabilidad, gestionando emociones, enfrentando desafíos y ejerciendo control sobre nuestra propia vida. Este poder está vinculado a la autoconfianza, la claridad de propósito y la resiliencia, permitiendo a cualquier ser humano expresar su verdad y avanzar con intención en cualquier circunstancia. Es esencial reconocer lo que ya tenemos con honestidad, lo que hemos logrado con agradecimiento, esto fortalece la confianza y constituye el camino hacia metas mayores para así mantener la motivación en marcha. Resaltar que cada logro merece ser celebrado. Esto no sólo refuerza nuestro compromiso sino que nos va a permitir disfrutar del proceso y reconocer nuestro crecimiento, además disminuye el enfoque de lo que está fuera de nuestro control. Practicar la gratitud nos ayuda a conectar con nuestras fortalezas y recursos internos, recordándonos que ya poseemos herramientas valiosas para enfrentar los desafíos.
Cómo desarrollarlo
Empezaremos estableciendo pequeños objetivos. Aunque sean modestos, no son menos importantes; al contrario, su consecución nos impulsa hacia metas mayores. Una vez identificados uno o dos objetivos alcanzables, debemos apoyarnos en los siguientes pilares:
Motivación: Es esencial para arrancar, pero debemos ser conscientes de que puede fluctuar con el tiempo.
Disciplina: En mi opinión si se trabaja tiene más estructura porqué va más allá de la motivación, la disciplina es el esfuerzo continuo que nos mantiene en el camino, incluso en días difíciles. Es importante adoptar una disciplina flexible y consciente, que implique perseverancia pero no rigidez.
Enfoque: No dejarnos distraer por placeres inmediatos y mantenernos centrados en nuestra ruta trazada.
Acción: Comprometernos a buscar formas reales y prácticas de alcanzar nuestras metas.
Convertir objetivos en metas
Para hacer realidad un objetivo, debemos asignarle una fecha límite, lo que lo transforma en una meta concreta. Esa meta debe dividirse en etapas o pasos claros, estructurándola en un plan. Si el cumplimiento depende únicamente de nosotros, este plan será más directo; si intervienen factores externos, será necesario contemplar un plan B. Lo más importante es respaldar este plan con acciones reales y consistentes para materializarlo.
Lo que está bajo nuestro control
Es fundamental identificar nuestras fortalezas y lo que podemos manejar:
Nuestros pensamientos.
Cómo nos comunicamos (con nosotros mismos y con los demás).
Nuestra energía.
Cómo reaccionamos ante las situaciones.
Nuestra actitud.
Nuestro esfuerzo.
Nuestra atención y enfoque.
Lo que está fuera de nuestro control
Reconocer los límites de lo que no podemos controlar nos ayuda a dirigir nuestra energía de manera más efectiva:
El pasado.
Parte del futuro, especialmente cuando dependen de factores externos.
Los errores.
Las redes sociales.
Las creencias y comportamientos de los demás.
Los rumores.
ENEMIGOS DEL PODER PERSONAL
El miedo
La autocompasión
La envidia
Falta de autoconocimiento: Si no somos conscientes de nuestras fortalezas, debilidades y valores, será difícil tomar decisiones auténticas y alineadas con nosotros mismos.
Dependencia de la validación externa: Basar nuestro valor personal en la aprobación de los demás nos desvía de nuestra autenticidad.
Procrastinación: Postergar acciones importantes debido a miedo, falta de motivación o incertidumbre puede sabotear nuestros objetivos y disminuir nuestra confianza en nosotros mismos.
Creencias limitantes: Pensamientos como "no soy capaz" o "no merezco" actúan como barreras psicológicas que nos impiden avanzar.
Resentimiento: Guardar rencor o enfocarse en injusticias del pasado puede drenar energía emocional y mental, alejándonos de nuestras metas.
Comparación constante: Medir nuestro progreso o valor en relación con los demás puede generar frustración e inseguridad.
Falta de responsabilidad: No asumir la responsabilidad de nuestras elecciones y circunstancias nos deja en un estado de victimismo.
Pérdida de enfoque: Permitir que distracciones o placeres inmediatos desvíen nuestra atención de metas a largo plazo nos aleja del crecimiento personal.
Rigidez mental: La incapacidad de adaptarse al cambio o aceptar perspectivas diferentes limita el aprendizaje y la evolución personal.
Todos estos factores, cuando no se abordan, pueden actuar como enemigos del poder personal. Sin embargo, al identificarlos y enfrentarlos, podemos transformarlos en oportunidades de crecimiento y liberación.
Ana Belver.
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